Spinoza, el hereje

Spinoza es uno de los pensadores más relevantes de la modernidad. Se le considera como uno de los tres grandes filósofos racionalistas que inauguraron la filosofía moderna en el s. XVII (junto con Descartes y Leibniz). Su obra filosófica destacó especialmente por una ética racional alternativa a la religión judeo-cristiana dominante en la Europa de su tiempo.

No obstante, esa será una cuestión que trataré en otro artículo. En este vengo a recordar la herejía de esta figura. No solo como resultado de su pensamiento. No se trata de una metáfora. El filósofo Baruch de Spinoza fue literalmente un hereje.

Spinoza y su excomunión

Baruch de Spinoza era de etnia judía sefardí, es decir, procedía de una familia castellana que fue expulsada de España, al igual que todos los judíos, tras el edicto de Granada dictado por los Reyes Católicos en 1492. La familia de Spinoza, emigró, como otras muchas familias judías, a Portugal, de hecho, el padre de Baruch de Spinoza, Miguel, nació en Vidigueira, al sur de Portugal.

Sin embargo, los judíos también fueron expulsados de Portugal, así, el abuelo paterno de Baruch, Isaac de Espinosa, emigró junto a su familia a Nantes primero y finalmente a Amsterdam, donde se asentó la familia definitivamente, pasando a nutrir la numerosa comunidad judía de la ciudad holandesa.

Sin embargo, ni siquiera encajó en su propia comunidad. Hablamos de una mente tan brillante como especial, y como resultado de sus teorías tuvo que vivir el rechazo de muchos de sus contemporáneos. Con una postura muy afín al panteísmo y radicalmente opuesto a cualquier tipo de dogmatismo, especialmente el religioso, el 27 de julio de 1656, cuando contaba con 23 años de edad, Baruch de Spinoza recibió un peculiar escrito, el de su excomunión.

En el escrito se informaba de que el filósofo era excomulgado de la fe y la sinagoga judía, y con ello excluido de la vida social de los judíos, debido a sus ideas filosóficas que se consideraban heréticas.

Decreto de “herem”

El decreto de excomunión, que tenemos en la imagen, se conocía como “herem” o “cherem”, y su redacción dejaba bien clara la “perversión” del excomulgado y rezaba así:

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Decreto de excomunión de Spinoza

“Los dirigentes de la comunidad ponen en su conocimiento que desde hace mucho tenían noticia de las equivocadas opiniones y errónea conducta de Baruch de Spinoza y por diversos medios y advertencias han tratado de apartarlo del mal camino.

Como no obtuvieran ningún resultado y como, por el contrario, las horribles herejías que practicaba y enseñaba, lo mismo que su inaudita conducta fueran en aumento, resolvieron de acuerdo con el rabino, en presencia de testigos fehacientes y del nombrado Spinoza, que éste fuera excomulgado y expulsado del pueblo de Israel, según el siguiente decreto de excomunión:

Por la decisión de los ángeles, y el juicio de los santos, excomulgamos, expulsamos, execramos y maldecimos a Baruch de Spinoza, con la aprobación del Santo Dios y de toda esta Santa comunidad, ante los Santos Libros de la Ley con sus 613 prescripciones, con la excomunión con que Josué excomulgó a Jericó, con la maldición con que Eliseo maldijo a sus hijos y con todas las execraciones escritas en la Ley.

Maldito sea de día y maldito sea de noche; maldito sea cuando se acuesta y maldito sea cuando se levanta; maldito sea cuando sale y maldito sea cuando regresa. Que el Señor no lo perdone. Que la cólera y el enojo del Señor se desaten contra este hombre y arrojen sobre él todas las maldiciones escritas en el Libro de la Ley.

El Señor borrará su nombre bajo los cielos y lo expulsará de todas las tribus de Israel abandonándolo al Maligno con todas las maldiciones del cielo escritas en el Libro de la Ley. Pero vosotros, que sois fieles al Señor vuestro Dios, vivid en paz. Ordenamos que nadie mantenga con él comunicación oral o escrita, que nadie le preste ningún favor, que nadie permanezca con él bajo el mismo techo o a menos de cuatro yardas, que nadie lea nada escrito o trascripto por él.”


Spinoza, fiel a sí mismo

Siendo fiel a sus principios Spinoza nunca se retractó de lo dicho. Pero lo cierto es que no solo vivió el rechazo de la comunidad judía. Al no ser amante del dogmatismo, Spinoza era incómodo para cualquier postura rígida, sea política, religiosa o de cualquier otra clase. Por ello fue numerosamente señalado. De hecho no publicó apenas en vida por el agotamiento que le suponía el debate hacia su persona.

La mayoría de los escritos que tenemos de él son postumos. Incomodando a muchos este autor en vida practicamente estaba maldito. De hecho el mismísimo Leibniz, que lo admiraba, llegó a negar que se comunicaba con él, lo cual no era cierto, por evitar problemas. Se había convertido este filósofo en el hereje de su tiempo. Pero, por fortuna, los tiempos cambian, y dichos cambios en el siglo XIX hicieron que poco a poco se atendiera a su obra, hasta tal punto que es uno de los autores más citados de la actualidad, estando a la par de figuras como Kant.

Raquel Moreno Lizana.