La poesía modernista supone un movimiento artístico que es más bien una forma de ver la vida. Este movimiento fue una bella manifestación del existencialismo. Los poetas modernistas, herederos de los simbolistas franceses, se veían mortificados por un dolor existencial que se acentúo por las condiciones históricas del momento . Los cambios sociales, políticos y económicos que sufrió América Latina durante las últimas dos décadas del siglo XIX y las primeras dos del siglo XX, afectaban en particular a los poetas. Vivían en una sociedad que valoraba cada día menos la poesía. Esta situación los llevó a incluir en su arte muchas polémicas, entre las cuales la principal es la meditación existencial. Sin embargo, esta meditación terminaría causándoles más dolor. Y es que a medida que aumentaba la conciencia también lo hacían las preguntas y con ello, el pesar de la existencia.
Entre estos poetas atormentados por la conciencia humana destaca especialmente el nicaragüense Rubén Darío. Un poeta a cuyos versos merece la pena atender para comprender hasta donde llega el peso de la conciencia humana y las reflexiones existencialistas, que en el caso de éste autor tendrán como inspiración la filosofía de Schopenhauer. Para ahondar en dicha relación he elegido como caso especialmente llamativo, a éste respecto, una de sus más bellas creaciones, el poema “Lo fatal”, en el cual a través de los versos nos invita a la reflexión permitiendo el abrazo entre la filosofía y la poesía.
“Lo fatal” versos al castigo de la conciencia
Darío es el más grande de los modernistas. En algunos de sus poemas éste genio presenta una visión de la existencia en la que la vida es absurda y cruel, pues termina en la muerte, y la muerte, paradójicamente, es la única salvación. Con ello, el autor nos enfrentará a una de las grandes preocupaciones filosóficas. No es otra la cuestión central que la de el precio de ser consciente. Autores como Cioran, Camus o Dostoyevski persiguen este mismo interrogante. ¿Es posible que la conciencia sea aquella capacidad que nos da la posibilidad de desarrollarnos como seres humanos y que al mismo tiempo sea la causante de nuestros mayores tormentos? ¿El precio de la bella capacidad de percatarse de la propia existencia es el dolor?
Su poema titulado “Lo fatal”, incluido en Cantos de vida y esperanza (1905), indica una clara respuesta afirmativa. En él es posible captar cómo percibe la vida Darío. La genialidad de sus versos permite afirmar que es uno de los poemas más logrados en lengua española, por su forma de incluir una particular filosofía de la existencia en lenguaje cotidiano.
Darío presenta la existencia como una tortura por lo que el hombre sabe y por lo que ignora al mismo tiempo. Y es que el saber aumenta el número de dudas, con lo cual esa incertidumbre se transforma en una especie de peso que nos vemos obligados a llevar sobre nuestros hombros. Desde ésta perspectiva el poeta describe su angustia hacia una vida que se acongoja por la conciencia humana. Tanto es así que iniciará la primera estrofa con sus deseos de ser árbol para sentir menos, o aun piedra para no sentir nada, pues la conciencia humana es la semilla del dolor. Atendamos a esta idea en sus propios versos.
El poema: “Lo fatal”
Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...
Rubén Darío
¿Schopenhauer en verso?
La última estrofa concluye en la gran incertidumbre de la vida: la tortura mental al contemplar la existencia, para ser recompensado con la muerte, la gran pena del vivir. En ellos el autor resalta que el mayor dolor es que el terror a la muerte y la conciencia de ser no se pueden mermar con lo mundano. Para Darío la muerte en el horizonte chantajea al ser porque no puede olvidar que será alcanzado por ella y su final aterrador es lo único que percibe, mientras que ignora su origen, su destino después de su muerte y su propósito de existir. El carácter existencial de estos versos es indiscutible, pero, además de ello, cabe señalar la importancia de otro genio para la gestación de los mismos, no es otro que Schopenhauer.
Darío conocía bien la obra del filósofo alemán y pueden verse los paralelos entre éstas dos figuras en algunos casos. Por ejemplo, Darío y Schopenhauer proponen un mundo de sufrimiento –en el caso de Schopenhauer por el deseo universal, mientras que en Darío por el contexto del artista en una sociedad el la que éste es un hombre marginado.
Así, se ve en la filosofía de Schopenhauer un sufrimiento universal provocado por la naturaleza, y en Darío, su situación social como fuente de angustia. No obstante, sea como sea, en ambos éste dolor parece ser el sello de la conciencia. No es extraño que el poeta se inspirara en la obra del maestro alemán, ni ésto quita genialidad a su obra, pero sí que merece la pena señalar dicha relación para reflexionar en torno a la problemática que ambos nos proponen.
La angustia existencial en Schopenhauer
Cuando se hace referencia al pesimismo de Schopenhauer, se alude, en primera instancia, al concepto de la voluntad. Esto nos lleva al deseo universal como la fuente de la miseria humana. Éste sería un sentimiento compartido por todos, excepto por los que se conforman con una ilusión de la felicidad individual, sin embargo, éstos vivirían en una vida ficticia. Según este genio, todos los humanos están gobernados o dominados por esta voluntad. Todas las personas comparten el ansia de alcanzar más en diferentes aspectos: riqueza, compañía, sexo, reconocimiento social, vida acorde a los cánones sociales etc. Éstos deseos nunca pueden ser satisfechos; por lo tanto, los seres humanos nos enfrentamos a una angustia que proviene de los sueños no cumplidos.
La solución, desde el punto de vista del filósofo alemán, es una vida de abnegación o el éxtasis, así sea temporal, perderse en el arte sería una de las opciones. Sin embargo, no es éste el único motivo del dolor de nuestra existencia. Tal y como señala Darío, la conciencia también juega su papel y no sólo la frustración de deseos incumplidos.
En su obra El mundo como voluntad y representación, Schopenhauer nos muestra un pensamiento paralelo al de Darío. Como ejemplo tome el lector el siguiente fragmento:
“A medida que el conocimiento se hace más claro y que la conciencia crece, el dolor aumenta, y llega a su grado supremo en el hombre. En él es tanto más violento cuanto más lucidez de conocimiento y más elevada inteligencia posee. El genio es quien más padece”
El mundo como voluntad y representación, A.Schopenhauer
Así pues, Schopenhauer, como puede comprobarse en éstas líneas, también considerará que el crecimiento de la conciencia aumenta nuestra agonía.
Schopenhauer en “Lo fatal”
Como he señalado, en este poema se expresa a través de la belleza poética una manifestación de la angustia humana. En “Lo fatal”, la vida consciente, una vida que no es capaz de responder la pregunta más importante (los orígenes y la meta de nuestra existencia) es la fuente del horror. Esta crisis no acontece solamente en la mente del artista, sino en los pensamientos de los hombres más conscientes, a mayor conocimiento y reflexión mayor dolor entonces.
En definitiva, el hombre consciente vive con un terror, una incertidumbre que lo paraliza. En consecuencia, la conciencia es a la vez un regalo, pues son hijos suyos el arte y la sabiduría; y un daño, en cuanto que supone un entendimiento incompleto de la condición humana, una curiosidad nunca satisfecha en esta vida y su resultado es una angustia fructuosa, tanto en el caso de Darío como en el filósofo alemán que le precedió.
Schopenhauer reconoce en la meta-consciencia del genio y la voluntad no satisfecha las fuentes del padecimiento; Darío comparte ésta visión en cuanto al estado del hombre consciente, y complementa la tragedia con su papel como artista en una sociedad que lo excluye a favor del pragmatismo. Producto de ello son estos versos en los cuales se esconde tanta filosofía como en un extenso tratado académico, pues el efecto en el lector es la duda sobre su propia vida.
Raquel Moreno Lizana.