Las desconocidas alumnas de Platón

¿Sabías que en la Academia había dos alumnas de Platón que dedicaron su vida a la filosofía?

Alumnas de Platón.

Sus nombres son Lasthenia de Mantinea y Axiothea de Fliunte. Estas mujeres vivieron en el siglo IV a.C. y ambas tienen en común su dedicación a la filosofía y el haber sido discípulas de Platón, y tras su muerte también del filósofo Espeusipo (que era sobrino de ateniense). Su historia es bastante curiosa, ya que en la época no era común la participación de las mujeres en Academias filosóficas como la del referido filósofo. Pero la voluntad hizo de mujeres como ellas auténticas pensadoras que rompían con toda norma. 

En el caso que estamos tratando sabemos de estas filósofas porque de ambas hablan Laercio en Vida de Platón, III, 23; Espeusipo, IV, 1; Clemente de Alejandría, Stromata, IV; Temistio, discurso XII, Sofista. 

Axiothea

Sabemos de Axiothea que nació en Fliunte. Era ésta una ciudad antigua en el Peloponeso, la cuál estaba bajo el dominio de Esparta cuándo Platón fundó su Academia. Gracias al testimonio de Temistio, también podemos afirmar que Axiotea leyó la República de Platón y quedó profundamente impactada por la concepción de justicia social que se desprendía de ella. El motivo no era otro que en el Estado ideal platónico que se propone en esta obra no se desprendían diferencias entre hombres y mujeres. Fue por ello por lo que viajó a Atenas para ser su estudiante.

Las heteras

No obstante, la sociedad con la que se encuentra le era bien conocida, por lo que sabía que podían considerarla una hetera, algo que quiso evitar. La heteras, eran mujeres independientes y, en ciertos casos, de gran prestigio social; de hecho estaban obligadas a pagar impuestos. El colectivo estaba formado principalmente por antiguas esclavas y extranjeras, este último caso era el de ella, y eran célebres por su preparación para la danza y la música, así como por su aspecto físico.

Existen evidencias de que, al contrario que la mayoría de las mujeres de la época, recibían educación, que era lo que le interesaba a nuestra protagonista. Hay que resaltar también que eran las únicas que podían participar en los simposios (συμπόσιον), siendo sus opiniones y creencias muy respetadas por los hombres.

Sin embargo, al mismo tiempo, las heteras eran cortesanas, es decir, una combinación de dama de compañía y prostituta refinada. Axiotea quería evitar pagar este precio para acceder a compartir charlas y ambiente intelectual con su admirado Platón. Es por ello, que ni corta ni perezosa se presentó vestida de hombre durante el tiempo que estuvo en la academia de éste. No es que engañara a Platón sobre su sexo, sino que el aspecto evitaba la confusión con una hetera y le permitía integrarse como una más de la Academia. 

Lastenia

La otra de nuestras protagonistas, Lastenia, nació en la Ciudad de Mantinea en Arcadia, y tenía los mismos objetivos que la anterior, por lo que reaccionó de igual forma. De esta manera, ambas iban vestidas de hombres a la Academia

¿Cómo debieron sentirse ante la incongruencia platónica entre la República a la que aspiraban, donde hombres y mujeres eran iguales y la Academia, donde tenían que asistir vestidas de hombres? Lo cierto es que el filósofo las aceptó como alumnas, algo inusual en la época y que daba muestras de cierta apertura en el ateniense. Pero, tristemente, la sociedad era la que era y debieron vestir de hombre para que se integraran en ella como iguales.

Desgraciadamente no conocemos lo suficiente de sus vidas para saber hasta donde llegan las razones de esta historia. Lo que si sabemos es que una de ellas (se cree que Axiotea, aunque no es seguro en cuanto a que los historiadores hablaban de ambas como un caso particular y llamativo al mismo tiempo) se convirtió en maestra, y tuvo su propia escuela de filosofía. El amor al saber superó con creces los límites sociales que previamente les había tocado vivir.

Raquel Moreno Lizana.