Don Quijote y la locura de querer ser otro

Son rasgos característicos de Don Quijote su locura, su ansia de aventura y su deseo de convertirse en caballero andante. Pero, ¿qué es lo que lleva a un hombre de vida tranquila como él a desear ser “otro”?

Es común considerar que el deseo supone la ausencia de algo, es decir una carencia. Esta concepción del mismo está vinculada con la satisfacción. Se piensa entonces que una vez conseguido el objeto de deseo este desaparece. Pero, ¿es eso cierto?

Analice su propia vida, y la de cualquier individuo que conoce. La realidad parece indicar otra cosa, más bien  puede decirse que el hombre no puede evitar desear constantemente. Si fuese así, ¿qué es lo que hace que el deseo sea insaciable en los seres humanos?

En este sentido también la insatisfacción constante puede aplicarse como rasgo quijotesco. Utilicemos pues su caso como modelo, para entendernos un poco más a nosotros mismos.

En efecto, precisamente por estar insatisfecho con el pasar de su vida, o más bien “aburrido”, decide este hombre salir en busca de aventuras, es decir, convertirse en héroe y, con ello,  ser otro. Este rasgo es el que considera Ortega como propio del héroe, en su conocida obra “Meditaciones del Quijote”, y que después atribuirá a todos los seres humanos en posteriores escritos. Si fuese esta interpretación acertada, cabe aún preguntar, ¿qué implica este deseo en el protagonista cervantino?

Su aspiración de convertirse en caballero andante le lleva a concebir la realidad como un juego. Por ello decide salir en busca de aventuras que le permitan disfrutar de este. Pero lo más importante de este aspecto, es que nos desvela cuál es realmente la locura de Don Quijote.

Siguiendo esta interpretación, la “locura cervantina” consiste en querer ser algo que no se es creyendo que la mera voluntad es suficiente. Es decir, que querer algo es bastante para conseguirlo. Desde la visión orteguiana, este personaje es alguien que no tiene en cuenta su entorno. Desatiende su circunstancia e incluso pretende trascenderla por una excesiva confianza en su propio deseo. De ahí tanto su tragedia como la del ser humano, pues la realidad terminará imponiéndose y ofreciendo resistencia.

Para Ortega, la realidad es un conjunto de circunstancias, incluyendo en ella las dificultades, con las que el individuo debe contar para realizar su proyecto. Son estas entonces algo que limita y se opone a lo que Don Quijote quiere: ser caballero andante. Pero cabe preguntarse, ¿es por ello realmente por lo que fracasa el ilustre personaje, o por ser burlado por los que le rodean al hacerle creer que Dulcinea está embrujada, tal y como nos cuenta el narrador? Ante  la desesperación que sufre por la falta de su amada el protagonista termina por renegar de su pasado caballeresco y renuncia a su sueño. Por ello, morirá siendo de nuevo el que era: Alonso Quijano, conocido por el “Bueno”.

Pero, ¿qué habría pasado si no se le hubiese arrebatado el amor a través del engaño, habría triunfado y trascendido el límite de la circunstancia del que habla Ortega? ¿Es posible superar esa barrera? Esta pregunta nos lleva a cuestionarnos si realmente el que quiso ser caballero estaba loco, o el resto demasiado cuerdos…

Raquel Moreno Lizana.