“Apocalípticos e integrados” por Umberto Eco

Siempre es necesaria la reflexión sobre los fenómenos que rodean nuestro tiempo, el libro al cual se refiere esta reseña es precisamente uno de esos casos. Por lo tanto, hablamos de una recomendación de lectura que puede ser de interés de todos, en cuanto que nadie será ajeno al discurso presente en estas páginas.

En “Apocalípticos e integrados” Umberto Eco nos trae una serie de ensayos sobre la cultura de masas, a la que pertenecemos todos. En ellos analiza la estructura del mal gusto, la lectura de cómics, el mito de Superman, la canción de consumo, el papel de los medios audiovisuales como instrumento de información o el influjo de la televisión en la actualidad.

Basándose en estos fenómenos, Eco se plantea el problema central de la doble postura ante la cultura de masas. La primera sería la de los apocalípticos, que ven en ella la «anticultura», el signo de una caída irrecuperable, de nuestra decadencia, y la otra la de los integrados, que creen con optimismo que estamos viviendo una magnífica generalización del ámbito cultural. ¿Entre cuál de estas tendencias se sitúa usted, hay un término medio entre ambas? Para responder hay que conocer en profundidad la postura de Eco, para lo cual es necesario la lectura de esta obra, no obstante, le adelantamos parte de las ideas que encontrará en ella para así intuir a cual de estos grupos pertenece usted según Eco.

La obra

Esta obra fue publicada en 1.964, sin embargo, su discurso parece adelantar lo que ocurre en nuestro tiempo. El enfrentamiento entre la cultura de masas, sus pros y contras, frente a una cultura tradicional, es un tema recurrente en nuestra sociedad, que necesita la reflexión de los protagonistas que lo viven. Por ello, este libro raramente puede dejar indiferente al lector. Las posturas que participan de ésta problemática son ejemplificados con apocalípticos e integrados, ahondemos en ellas para esclarecer un debate necesario que nos permita hacer de sus críticas herramientas de mejora en cuanto a nuestro comportamiento frente a estos fenómenos.

Apocalípticos

Con el calificativo de “Apocalípticos” Eco hace referencia a todas las personas que dejan sus pensamientos en el pasado aferrándose a las viejas costumbres. Este tipo de personas estarían buscando una cultura que los relacione a todos. Por lo general, piensan que la cultura de masas es una especie de anti-cultura. Es por ello que rechazan nuevos fenómenos culturales.

Por ello, éste grupo intenta mantener sus viejas costumbres oponiéndose totalmente a todo lo que pueda avanzar. Lo hacen por la simple razón a que temen que su cultura sea erradicada con la entrada de las nuevas tecnologías. Como ejemplo de éste tipo de personas cabe añadir a las que rechazan fenómenos como el de cómic, que para otros representan una nueva forma de literatura, para ellos, sin embargo, supone un peligro ante la posibilidad de la pérdida de la importancia de los clásicos. Seguramente entre ambas actitudes hay un término medio, pero antes de atender a ello cabe preguntarse por quiénes son los integrados.

Los integrados

Esta otra comunidad es todo lo contrario a los anteriores ya que entienden que la nueva tecnología supone un verdadero progreso. Interpretan que todo lo que venga en tecnología tendrá siempre un futuro libre y prometedor, y por ello ésta se convierte en todo un arma para la cultura.

Esto implica al cine, la televisión, radio etc. Todos estos medios, desde esta perspectiva, son interpretados como una herramienta de mejora. Umberto Eco no esta muy de acuerdo con esta lógica, pues contempla la posibilidad de que, más que mejora, ésto lleve a convertirnos en un rebaño que confía ciegamente el estos avances, dando por hecho que nos llevan a un mejor futuro. No es que él se encuentre entre los apocalípticos, sino que apunta a la necesidad de un pensamiento crítico.

¿Cambios aparentes?

Quizás la clave para resolver el conflicto está en mirar al ser humano. Eso es precisamente lo que hará Eco en algunas partes de esta obra. ¿Podemos estar seguros de que todo avance tecnológico es un avance humano? Posiblemente no, será avance humano dependiendo de su uso.

Pero, además, en cuanto a la cultura, ¿tanto ha cambiado? Lo cierto es que hay ejemplos que mostrarían que fenómenos como el cómic son nuestra nueva mitología. Esto le da la categoría de cultura, siempre que sea de calidad. Así, sabiendo que los mitos sobreviven en este nuevo lenguaje, quizás los apocalípticos tienen un miedo injustificado y, al tiempo, los integrados se emocionan en exceso en cuanto que las historias de aventura no son algo nuevo, solo han cambiado las formas, no el contenido. Ésta idea es magistralmente ejemplificada por Eco con el caso de Superman.

El mito de Superman

Respecto a lo dicho, Umberto Eco analiza filosóficamente lo que llama “el mito de Superman”. En este escrito Eco nos cuenta como en el pasado era la iglesia la encargada de transmitir mensajes de la institución a través de la imagen, imagen que además iba destinada al “pueblo sencillo, carente de refinamientos teológicos”. Éste proceso se conoce como “mitificación”, que consistiría literalmente en una “simbolización inconsciente, como identificación del objeto con una suma de finalidades no siempre racionalizables, como proyección en la imagen de tendencias, aspiraciones y temores, emergidos particularmente en un individuo, en una comunidad…”.

Partiendo de esta base pasará a relacionar la mitificación religiosa con la sociedad de masas de una civilización industrial. De ello deduce que así como la iglesia aprovechaba imágenes conocidas para cargarlas de todos sus valores y moralidad; de la misma forma, la industria carga sus productos para provocar en el consumidor una “sensibilidad… dirigida y provocada por la acción de una sociedad… basada en la producción y el consumo obligatorio y acelerado”. ¿Es nuestra nueva religión el consumo? ¿Cómo afecta ésto a la cultura? Esas serán algunas de las preguntas que se hará el lector con éste ensayo.

Superman como símbolo de la esperanza

Para ahondar en el asunto Eco decide analizar Superman, una historia de la cual “la opinión pública ha participado histéricamente en situaciones imaginarias por el autor de cómics, como se participa en hechos que afectan a la colectividad, desde un vuelo espacial al conflicto atómico”.

Según este filósofo, con Superman queda claro como el hombre que vive en una sociedad industrial alimenta con sus héroes aquello que no le es posible realizar. Sería este el motivo que logra un nivel más alto de identificación entre el personaje y el individuo cuando se observa la figura de Clark Kent. Dicho de otro modo, con la transformación que dentro del cómic sufre Clark convirtiéndose en Superman, se le da al lector la posibilidad de pensar que así como su héroe puede dejar de ser “tímido, de inteligencia mediocre, un poco tonto, miope, y enamorado… de su colega Lois Lane , que le desprecia…” para convertirse en un superhombre, el individuo “alimenta secretamente la esperanza de que un día, de los despojos de su actual personalidad, florecerá un superhombre capaz de recuperar años de mediocridad”.

En definitiva, como indica Eco, Superman pasaría a ser el símbolo de las esperanzas de los individuos por superar su mediocridad…¿Es nuestro nuevo Hércules? ¿Cumple así la misma función social que la mitología? La respuesta de Eco está en está interesante obra, en la que, como ya se habrá percatado el lector, el discurso está cargado de una tremenda actualidad.

¿Por qué leer esta obra?

No desvelaremos aquí todas las cuestiones que se presentan en este libro, pues confiamos en que algunos de los que lean esta reseña pasen a introducirse en sus páginas. Pero si cabe atender a una de las cuestiones fundamentales del mismo antes de acabar. ¿Qué somos apocalípticos o integrados? En el punto medio está la virtud decía Aristóteles. Y para llegar a él son necesarias obras como ésta.

Lo que busca Eco es fomentar un pensamiento crítico, tanto para una tendencia como para la otra. Así nos llevará a un buen uso de las posibilidades que ofrece el avance tecnológico en favor de la cultura y tampoco quedaremos estancados en la defensa irracional del pasado, sin por ello dejar de apreciarlo. En definitiva, si por algo hay que leer éste libro es porque amplía las perspectivas sobre un debate muy presente en la sociedad en el que todos somos los protagonistas.

Raquel Moreno Lizana.